Cambiar nuestra forma de pensar es un deseo que muchos hemos tenido, en especial al inicio del año. A todos nos ha pasado no sentirnos a gusto con nuestro cuerpo, con lo que sentimos, con nuestra rutina, con nuestra actitud, con nuestro trabajo o con las diferentes actividades que día con día realizamos y hemos sentido el deseo de transformarlo, pero muchas veces no sabemos por dónde empezar.
Sabemos que modificar cualquiera de nuestros hábitos puede resultar difícil, especialmente porque esto está íntimamente relacionado con nuestra forma de pensar y ver la vida, pero no es una tarea imposible. Por eso decidimos decir adiós a lo viejo, y hola a lo nuevo con estas 6 maneras de cambiar nuestra forma de pensar este 2018. Si empezamos por nuestra mente será mucho más fácil transformar todo lo demás de nuestra vida con lo que no estamos tan conformes.
El primer paso para transformar nuestra forma de pensar es conocernos, las personas cambiamos día con día, por lo cual es importante que realices un profundo trabajo de introspección y visualices cada una de tus características para que te conozcas a fondo e identifiques precisamente cuáles son las cualidades que más te gustan de ti y cuáles son las cosas que te gustaría mejorar.
Tal vez puedas designar un rato por la noche, después de terminar toda tu jornada para tomarte algunos minutos de relax, y que puedas explorar a profundidad cómo te sientes con cada uno de los aspectos de tu vida, características, sensaciones y pensamientos. Una vez que hayas reconocido cada uno de ellos, será mucho más fácil encaminarte hacia un cambio.
Cuando no estamos conformes con alguno de los aspectos de nuestra vida tendemos a tratar de limitar ciertas emociones que consideramos negativas como la ira o la tristeza; sin embargo, este tipo de sentimientos son realmente importantes para nosotros. Cuando nos sentimos molestos o tristes y permitimos que esto fluya estamos aceptando cualidades de nosotros mismos, reconociendo que no nos sentimos bien y desahogando frustraciones, lo cual es un paso muy importante en el proceso de transformación.
Es importante tener espacios para sentirnos mal, darnos la oportunidad de reconocer esos sentimientos y afrontarlos, así será mucho más sencillo identificar lo que debemos cambiar para después impulsarnos a hacerlo.
Es importante que no busques cambiar porque alguien te diga que estás mal o necesitas hacerlo, incluso si esa persona es alguien cercano a ti. La decisión de transformarte debe ser completamente tuya y no debes pensarlo como algo negativo, como si tuvieras algo horrible en ti que necesita ser extraído. El cambio debe provenir de la idea de convertirte en una versión mucho mejor de ti y de dar un paso para detonar todas las potencialidades que ya se encuentran en tu interior.
La respiración es una forma excelente para determinar tu estado de ánimo y al transformarla puedes modificar la mente y el cuerpo para lograr un equilibrio. Las personas que tienden a estar estresadas o tensas suelen respirar desde la parte alta de sus pulmones, es fácil de identificar porque el pecho se hincha al hacerlo. Alguien que se encuentra calmado y tranquilo realiza una respiración diafragmática, respirando desde la parte baja de los pulmones lo cual se percibe al hincharse el estómago.
Si logramos identificar los momentos, actividades o pensamientos que nos generan estrés y modificamos nuestra función corporal hacia una respiración diafragmática, esto puede influir directamente en nuestra relajación y hacer mucho más fácil que cambiemos nuestro pensamiento alejándolo de aquello que nos hace sentir estresados.
Imagina todos esos momentos en que la gente se pregunta entre sí cómo está y constantemente responden con un “más o menos”, “mal” o “fatal”; o todas esas veces que tenemos un descuido o nos equivocamos al hacer algo y siempre nos recriminamos con un “menso”, “cómo es posible” o “claro, tenía que ser yo”. La manera en cómo hablamos de nosotros mismos o en cómo nos referimos a nuestras acciones influye directamente en nuestro estado de ánimo.
Muchas veces tendemos a ser más estrictos con nosotros mismos de lo que somos con los demás, lo que influye directamente en nuestra autoestima. Cambiar la manera en cómo hablamos de nosotros es una manera increíble de modificar nuestro pensamiento hacia un lugar mucho más positivo. En lugar de pensar “no puedo” considera todas las alternativas que tendrías para hacerlo, no te quedes con un “estoy mal” transfórmalo en un “estoy mal, pero voy a hacer todo lo posible para mejorar”.
Cambiar nuestra forma de pensar no es algo que ocurra mágicamente de un instante a otro, es un proceso que lleva tiempo y requiere mucha paciencia y voluntad. Piensa que llevas un gran lapso conviviendo con esos pensamientos que deseas transformar, al punto de que se han convertido en parte de tu rutina como lavarte los dientes o ponerte los zapatos. No te desesperes, puede ser que sea un camino un poco más tardado de lo esperado y con algunos obstáculos o recaídas en un principio, pero si eres perseverante obtendrás resultados mucho más grandes de lo que piensas.
Empezar el año con una introspección profunda en la que evaluemos todos los aspectos de nuestra vida, e identifiquemos lo que nos hace sentir bien con nosotros mismos y lo que no, es una gran manera de comenzar el año. Recuerda que, si logras transformar tu forma de pensar, aunque sea un poco, verás resultados en todos los aspectos de tu vida: personal, laboral, sentimental y mucho más.