La importancia de las mamás modernas en el marketing es mucho mayor del que imaginaríamos. No hay un solo sentido en la vida de sus familias en las que no sean relevantes o tengan injerencia alguna.
Algunos incautos podrían pensar que ya son lo suficientemente grandes como para decidir lo que consumen, o no, por ellos mismos y tal vez, de manera parcial, tengan razón. No obstante, una madre delimita la forma en la que nos comportamos el resto de nuestras vidas en cuanto a las marcas con las que nos relacionamos.
Para entender a plenitud lo que decimos hay que comenzar el análisis de una madre moderna desde el punto de vista mercadológico:
Hasta aquí todo bien, y la importancia de las mamás modernas en el marketing comienza a cobrar mucha más relevancia. Nosotros como profesionales de la comunicación debemos entender que los productos los vendemos a las madres, es así la mayoría de las veces. No importa si somos la marca más divertida o la de mejor calidad, una madre es la que da el visto bueno.
Existe un factor adicional que debemos tomar en cuenta: todas y cada una de las mamás modernas son, en cierta capacidad, influencers. No son de esas que tienen millones de seguidores en Twitter (seguro que nuestra mamá no es PewDiePie, o si lo es lo ha mantenido muy bien en secreto), pero su opinión tiene muchísimo peso, tanto para su familia, como para las otras mamás.
Especialmente para las otras mamás.
Hasta aquí hemos tocado el tema de estas Directoras Generales ante su compañía, pero, ¿qué pasa cuando crecemos y decidimos emprender nuestro propio camino? Resulta que por más que nos esforcemos vamos a acercarnos a nuestras madres a preguntar sobre “esa pasta que haces que tanto me gusta”, o “eso que le pones a la ropa para que huela rico”… una vez más, aún habiéndonos jactado de nuestra independencia regresamos a nuestra fuente de conocimiento más eficaz de todos los tiempos.
Ganemos a las madres y ganaremos el mundo; combatamos el fuego con fuego y hagamos genuinas investigaciones de mercado para conocer nuestro público, dejemos atrás las prácticas en las que se creían que “las amas de casa no son un segmento rentable”.
Busquemos reforzar la verdadera propuesta de valor de nuestras marcas, incluso de nosotros mismos. Si no somos diferentes, si no atacamos el problema de fondo, ¿para qué estamos en esto?