Tal y como lo podríamos imaginar para una entrega más de cualquier película del agente James Bond existe evidencia de que un buen número de rusos utilizó la red social por excelencia para influenciar a la victoria de Donald Trump.
De acuerdo a diversos reportes alrededor de 126 millones de personas en Estados Unidos fueron expuestos a contenidos que, con diversas estrategias, buscaban influenciar la elección en el país vecino del norte.
Estamos hablando de todo tipo de contenido: el que hacía alusión a afiches religiosos, pasando por los clásicos vaqueros, estos fueron distribuidos por cuentas que han sido vinculadas con el gobierno de la nación del vodka.
Hasta este momento podrías pensar: “¿Y eso qué? No es como que de verdad pudiera influenciar una elección.”
El problema es la cantidad tan numerosa de contenido que fue generado, las cuentas en las que fue publicado y, en muchos casos, el dinero que fue invertido en la promoción de dicho contenido.
Existe información de Facebook que confirmó que fueron cerca de $100,000 USD lo que se invierte únicamente en la pauta de dichos anuncios.
¿Hasta acá sigue sin ser suficiente? Pues lo impactante aún no termina.
Esta campaña, gestada desde lo más profundo del Kremlin no se limitó a los anuncios pautados en Facebook de los que ya hablamos. También utilizó Instagram (llegando a 20 millones de personas), Twitter con una cantidad abrumadora de reacciones: ¡288 millones! Así como una buena cantidad de anuncios en Google.
Si tomamos en cuenta que los medios digitales son en principal medio en el que buscamos información para comprender un tema (la política claro que no está exenta de eso) y constantemente estamos buscando la opinión de nuestros amigos y conocidos para poder generar nuestra visión; es que los anuncios pagados por los rusos cobran mucha mayor relevancia.
El problema de la intervención de un gobierno en las elecciones presidenciales de otro es ya de por sí un grave problema, no obstante permitió seguir poniendo más leña al fuego de las acusaciones de la relación de Trump con gobiernos de otros países para manejar de manera mucho más fácil determinadas negociaciones.
Adicionalmente a lo anterior existe un problema que para muchos requiere atención mucho más puntual y rápida.
Las personas que se dejaron influenciar por estos 3,000 anuncios lo fueron principalmente por temas que contenían un discurso social y político que buscaban afectar la percepción que se tenía del Magnate o, en este específico caso, afectar la de Hillary Clinton.
Temas como migración, economía, racismo, control de armas, terrorismo, derechos humanos y de religión fueron los que se abordaron principalmente, todos ellos temas que en la comunidad estadounidense son los de mayor sensibilidad para las personas y, al mismo tiempo, los que mayor polaridad generan entre iguales.
A un año de la elección en Estados Unidos y con la información que se tiene sobre la influencia rusa las preguntas son casi infinitas… ¿cuántas veces más ha pasado esto? ¿En qué otros momentos ha pasado? ¿Quiénes son los que permitieron que esto ocurriera? ¿En qué otros países ha sucedido algo similar?
Tendremos que seguir esperando a esas respuestas, pero sin lugar a dudas nos invita a la reflexión sobre lo fácil que es, mediante redes sociales y el mundo digital, influir en la percepción de millones.