Entras a un buscador y realizas una consulta. Automáticamente, y en cuestión de segundos, una lista de sitios está allí como respuesta a tu inquietud. Lees la primera opción; luego la segunda; luego la tercera, y hasta quizá leas la quinta. Por último, eliges la que mejor responde a tu interés y ahí, entonces, finalizas tu búsqueda puesto que has encontrado lo que querías.
Nada de esto resulta nuevo, ¿verdad? Sin embargo, lo que probablemente no sepas (o quizá nunca te hayas preguntado) es cómo hizo el buscador para dar respuesta tan veloz a tu inquietud. He aquí, por tanto, lo primero que te revelaremos en este post: cada vez que buscas algo en un buscador nunca lo haces en la web sino que lo haces en el índice que el buscador tiene de la web. En otras palabras, como buscar en la web entera podría llevarnos un buen rato lo que los buscadores hacen es armarse un índice de sitios que cumplen con determinados requisitos. Luego, a partir del mismo, se obtienen las respuestas para los usuarios asegurándose estos últimos que lo que se ofrece sea relevante y de calidad.
Por esta razón es que si efectuamos la misma búsqueda en buscadores distintos obtendremos diferentes resultados, ya que cada uno de ellos posee distintos índices cuya organización responde a criterios diferentes en cada caso. De todos modos, todos los buscadores trabajan sobre el mismo indicador: las palabras clave (la frecuencia con la que son utilizadas y sus contenidos semánticos); aunque Google agregue a la conformación de su índex el page rank (herramienta que establece la importancia o relevancia de un sitio) y el análisis de enlaces (si se trata de un sitio de “autoridad” porque otros sitios remiten a ella, o si se trata de un sitio “eje” porque enlaza con otros). Además, cabe agregar que, no obstante las diferencias de criterio para organizar los índices, todos los buscadores coinciden en una única forma de establecerlos: mediante algoritmos.
El algoritmo en Google
Podríamos afirmar, entonces, que la función del algoritmo es la de seleccionar los contenidos que conformarán el índice del buscador. Sin embargo, en el caso de Google, deberíamos tener en cuenta que el algoritmo ha cumplido y cumple un rol fundamental. Es por esta razón que el famoso buscador es uno de los más utilizados y más eficientes a la hora de responder. Si observamos la evolución del caso, nos encontraremos con tres algoritmos diferentes, uno la evolución del otro, que han cambiado la manera en que se concibe el SEO. Veamos, entonces, lo que cada uno de ellos ha aportado al mejoramiento del SEO:
Google Panda: lanzado por primera vez el 23 de febrero de 2011, Panda se ocupó de discriminar a los sitios de acuerdo a su calidad de contenido. Es decir, apartaba todo sitio cuyo contenido resultase deficiente para el usuario además de corto, mal redactado y/o duplicado. Priorizaba también el tiempo de carga.
Google Penguin: lanzado por primera vez el 24 de abril de 2012, Penguin vino a penalizar las acciones mal aplicadas de SEO off-site observando que los enlaces que los sitios tuvieran se generasen por su contenido y su efecto en las redes sociales. Así, evitó los sitios con mala calidad de enlaces como los comprados y priorizó los enlaces naturales.
Google Hummingbird: lanzado por primera vez el 20 de agosto de 2013, el “colibrí” (ese es el equivalente español para “hummingbird”) trajo rapidez y precisión. El enfoque de este nuevo algoritmo es el de priorizar la velocidad en la respuesta y la precisión trabajando con el aspecto semántico de la consulta y el geo-posicionamiento. De esta manera, Google entiende el sentido de cualquier pregunta a la vez que la relaciona con la ubicación del usuario.
En resumen, la importancia de conocer el funcionamiento de los buscadores está en que ese mismo funcionamiento nos dará las claves para aplicar la mejor estrategia SEO que podamos aplicar en cualquier sitio. Cada uno de los algoritmos que hemos mencionado establece unos límites claros a la hora de entender qué podemos hacer y qué no cuando lo que buscamos es posicionamiento.